“Normalmente sonrío y digo "lo siento, mi nombre es Melissa”.
La primera pregunta que me hace la gente cuando me conoce en el Alma es por qué le puse mi nombre, o suponen que me llamo Alma.
Al entrar a Alma entenderán mi historia, de donde vengo y quien soy. El retrato de mis padres es un tributo a los sacrificios que hicieron para poder llegar donde ahora estoy. También es un constante recordatorio de que en mi familia venimos de mujeres fuertes, las que no aceptamos un no como respuesta. Una de esas mujeres es mi mamá, Angelina. Lo dió todo para hacer felices a sus hijos. Se casó con mi papá muy joven, a los 17 años. Mi mamá pasó el resto de su vida cuidando de él y de sus hijos.
Los hermosos recuerdos de mi niñez en Honduras me han inspirado a revivir platos tradicionales los cuales cargan una misión muy importante la cual es transmitir ese sentimiento de nostalgia al que los pruebe. Cada plato que comas en Alma es tradicional hondureño solo que con un toque personal de Melissa.
Soy yo, soy Melissa la chef y soy Melissa la mujer. No me escondo, no uso filtros, soy auténtica y eso es Alma Café, un reflejo de lo que soy.
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